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jueves, 30 de octubre de 2014

Enigmas de la Ciencia

                                    Enigma Nª 1.- El Colisionador de Hadrones  El gran Colisionador de Hadrones nos permite hacernos una idea del avance tecnológico y a la vez la debilidad que el ser humano tiene ante sus propias creaciones. 
La ciencia nos plantéa muchos retos. Quizá la única forma de interpretar los resultados científicos ante determinados experimentos e incluso ante el misterioso comportamiento que pueda ofrecer algún determinado elemento de la propia naturaleza, es sometiéndolos ante lo que consideramos como una; Duda Razonable, aunque en algunos casos no puede tampoco ser razonada. 

No, la ciencia no siempre tiene respuestas ante las preguntas que el hombre se realiza. ¿Cuál es el motivo de nuestra existencia? ¿Existen los extraterrestres tal y como nosotros los imaginamos? ¿Qué hay tras las fronteras de la muerte? ¿Hay vida en Marte? ¿Cómo funciona nuestra mente? ¿Cuál es la esencia y explicación de determinados fenómenos paranormales? 

En este apartado vamos a intentar exponer algunas de estas dudas que nos ofrece el camino de la ciencia y la propia evolución tecnológica. El resultado de esta sección es la selección que Pedro Amorós ha realizado de artículos que, algunos ha encontrado en la red y otros los ha compuesto él mismo.                                           Enigma Nª 2.- El Gas Metano de Marte  Julio 20, 1976. Gilbert Levin está sentado en el borde de su silla. A millones de kilómetros de distancia, en Marte, los vehículos exploradores Viking han recogido un poco del suelo marciano y lo han mezclado con nutrientes etiquetados con carbono-14. Todos los científicos de la misión están de acuerdo en que si los instrumentos de Levin a bordo de los vehículos detectan emisiones de carbono-14 conteniendo metano del suelo, entonces en Marte debe existir vida. Los informes de Viking dan un resultado positivo.
Algo está ingestando los nutrientes, los está metabolizando, y luego está eructando gas marcado con carbono-14. Entonces, ¿por qué no hay festejos? Porque otro instrumento, diseñado para identificar moléculas orgánicas consideradas como signos esenciales de vida, no ha encontrado nada. Casi todos los científicos de la misión se inclinaron por la cautela y declararon que el descubrimiento de las Viking era un falso positivo.
¿Pero lo era en realidad? Los argumentos continúan enfrentándose, pero los resultados de los últimos vehículos de exploración de la NASA muestran que la superficie de Marte fue casi seguramente húmeda en el pasado, y por lo tanto hospitalaria para la vida. Y hay mucha más evidencia del mismo lugar de donde llegó ésta, dice Levin. “Cada misión a Marte ha generado evidencia que apoya mi conclusión.
Ninguna la ha contradicho”. Levin mantiene su opinión, y ya no está más solo. Joe Miller, un biólogo celular de la Universidad de California del Sur en Los Ángeles, ha re-analizado los datos y cree que las emisiones muestran evidencia de un ciclo circadiano. Eso es algo muy sugerente de vida. Levin está solicitando a ESA y a la NASA que envíen una versión modificada de su misión para buscar moléculas “quirales”.
Estas ocurren en versiones diestras o zurdas, y son las imágenes espejo unas con respecto a las otras. Mientras que los procesos biológicos tienden a producir moléculas que favorecen una quiralidad sobre la otra, los procesos no-vivos crean versiones diestras y zurdas en números iguales. Si una futura misión a Marte descubriera que el “metabolismo” marciano prefiere también una forma quiral de molécula a otra, sería el mejor indicio hasta la fecha de vida sobre el planeta rojo.                   Enigma Nª 3. Los Rayos Cosmicos Ultraenergèticos    Durante más de una década, los físicos japoneses han estado observando rayos cósmicos que no deberían existir. Los rayos cósmicos son partículas (en su mayoría protones, pero a veces también núcleos atómicos pesados) que viajan a través del universo a una velocidad cercana a la de la luz. Algunos rayos cósmicos detectados en la Tierra se producen en acontecimientos violentos, tales como las supernovas, pero todavía no conocemos el origen de las partículas de energía más alta, que son las partículas más energéticas que se puedan observar en la naturaleza.
Pero ése no es el verdadero misterio. Cuando las partículas de los rayos cósmicos viajan a través del espacio, pierden energía en colisiones con los fotones de baja energía que pululan por el universo, tales como los de la radiación cósmica del fondo de microondas. La teoría especial de la relatividad de Einstein dice que cualquier rayo cósmico que llegue a la Tierra desde una fuente exterior a nuestra galaxia habría sufrido tantas colisiones dispersadoras de energía que su máxima energía posible es de 5x1019 electronvoltios. 

Esto es lo que se conoce como límite Greisen-Zatsepin-Kuzmin. Sin embargo, a lo largo de la década pasada, el Conjunto Gigante de Lluvia Aérea Akeno de la Universidad de Tokio (111 detectores de partículas diseminados a lo largo de 100 kilómetros cuadrados) ha detectado varios rayos cósmicos por encima del límite GZK. En teoría, pueden provenir únicamente desde el interior de nuestra galaxia, evitando así el viaje consumidor de energía por el cosmos. Pero los astrónomos no pueden encontrar ninguna fuente para esos rayos cósmicos en nuestra galaxia. 

Así que, ¿qué es lo que está sucediendo? Una posibilidad es que haya algo erróneo con los resultados Akeno. Otra es que Einstein estuviera equivocado. Su teoría especial de la relatividad dice que el espacio es igual en todas direcciones. ¿Pero y si las partículas descubrieran que es más fácil moverse en ciertas direcciones? Entonces los rayos cósmicos podrían retener una porción mayor de energía, lo que les permitiría superar el límite GZK. 

Físicos del experimento Pierre Auger en Mendoza, Argentina, están ahora trabajando en este problema. Utilizando 1 600 detectores diseminados en 3 000 kilómetros cuadrados, Auger podría determinar las energías de los rayos cósmicos entrantes y arrojar más luz sobre los resultados Akeno. Alan Watson, un astrónomo de la Universidad de Leeds, Reino Unido, y vocero del proyecto Pierre Auger, ya está convencido de que aquí hay algo que vale la pena seguir. “No tengo dudas de que existen los eventos por encima de los 1020 electronvoltios.
Hay suficientes ejemplos como para convencerme”, dice. La cuestión es, ¿qué es lo que son? ¿Cuántas de estas partículas están entrando, y desde qué dirección vienen? Hasta que consigamos esa información, no hay forma de decir cuán exótica puede llegar a ser la explicación.
 

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